Una vez realizado el paseo por el proceso legal de deducir el IVA de los gastos y la repercusión del IVA que los grava, se puede llegar a las siguientes conclusiones, siempre desde el punto de vista de empresarios y profesionales (nunca desde consumidor final).
Es necesario documentar y justificar siempre las operaciones de la empresa con factura (completa o simplificada). Solamente con esto, se podrá deducir el gasto del Impuesto de Sociedades y ahorrar en torno al 25%, dependiendo del tipo de gravamen al que nuestra empresa esté sujeta en función del régimen jurídico, tamaño y tramo de beneficios.
Por otra parte, se debe comprobar que las facturas contengan el IVA desglosado y la identificación de nuestra empresa, independientemente de si se trata de facturas completas o simplificadas.
Sumando estas condiciones se podrá deducir el IVA, que generalmente supone entre el 10 y el 21% (raras veces estará sujeto al tipo superreducido del 4%). Este último paso suele pasar desapercibido especialmente en facturas simplificadas (los antiguos tickets), debido a que los establecimientos que prestan dichos servicios carecen de medios para realizar la gestión administrativa obligatoria y adecuada. A esto se suma que España es un país con cierta cultura de relajación legal y fiscal y a menudo se pierde de vista que si se suman las partidas mencionadas anteriormente en un ejercicio completo, la cantidad de gastos documentados mediante factura simplificada será importante para la mayoría de empresas.
Los beneficios conseguidos son económicos y financieros. A nivel económico, el IVA no desglosado se convierte en mayor importe del gasto, disminuyendo el beneficio o aumentando las pérdidas. El IVA desglosado, no irá a una cuenta de gasto sino que se compensará con el repercutido (nos se descontará del IVA aplicado a los clientes) y se liquidará directamente a Hacienda. De esta manera sólo se considera gasto la base imponible. Este menor gasto se verá reflejado en una mayor rentabilidad de explotación, dando idea de una mejor de la gestión, que se verá expresado ratios como rentabilidad económica, beneficio antes y después de impuestos, EBITDA y resto de indicadores.
A nivel financiero la desgravación del IVA supone de forma inmediata un menor pago en las liquidaciones de IVA que practica la empresa mensual o trimestralmente (el importe será la suma de las cotas que por este concepto hemos adelantado a nuestros proveedores y que viene detallado en cada factura). Esta reducción del pago, dotará de mayor liquidez a la empresa, que podrá usarla de modo eficiente y supondrá un aumento de autofinanciación, mejorando el ratio de endeudamiento.
Para el presente post, hemos contado con la ayuda de:
Clara Vega
CEO de Témpora Consultores
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