Una buena maleta puede ser un fiel aliado durante un Business Travel, sobre todo cuando ésta se adapta bien a sus necesidades. Pero una maleta inadecuada puede ser un estorbo y una fuente de problemas y contratiempos durante un viaje de empresa. Por eso, tiene que elegirse a conciencia, teniendo en cuenta detalles como la medida o el material.
El tamaño importa
Una de las primeras elecciones que el Business Traveller debe realizar a la hora de decidir qué maleta llevar en un viaje de empresa es su medida. Esto dependerá del equipaje que tengamos que llevar, que normalmente irá en función de la duración del viaje. Para desplazamientos de horas, que duren menos de un día, un maletín o bolsa para los documentos, tablet o ordenador portátil será perfecto. Para viajes cortos, de una o dos noches, basta con una muda o dos, un pequeño neceser y poca cosa más, así que suele ser suficiente una pequeña bolsa o una maleta de tamaño muy reducido. Si se trata de viajes más largos, si el trayecto se realiza en coche o tren, la medida de la maleta no suele ser muy problemática.
En cambio, en el caso en que se tenga que coger un avión, habrá que pensar si una maleta de mano será lo bastante grande, o bien si realmente hace falta una maleta grande que se pueda facturar. Hay que decir que para más comodidad y menos pérdida de tiempo, siempre es mejor optar cuando sea posible por una maleta de mano. Sobre las medidas de las maletas de mano y de las maletas a facturar, no existe ninguna normativa o estándar internacional. Cada compañía tiene su propia reglamentación, por lo que es recomendado consultar bien la normativa de la aerolínea antes de escoger qué maleta llevar.
En desplazamientos en avión, no solamente el tamaño importa, sino también el peso. Al igual que con el tamaño, no existe ninguna normativa al respecto. La mayoría de compañías limita el equipaje de cabina a 10 kilos, mientras que el equipaje a facturar suele oscilar entre los 20 y los 32 kilos.
Materiales y dureza de las maletas
Otra decisión importante para el Business Traveller es el material de la maleta. Esto determinará entre otras cosas su dureza exterior, pero también influirá en su peso, su resistencia, la facilidad en que se puede limpiar o incluso su precio.
Las maletas rígidas suelen ser de policarbonato, ABS o polipropileno. El resultado es una maleta duradera, fácil de limpiar, pero que suele ser más pesada y se puede partir de un golpe. Las maletas semirígidas suelen ser de poliéster, que puede ser de diferentes gruesos, para un acabado más rígido o más blando. Suelen proteger bien el contenido y tener un poco de flexibilidad para adaptarse mínimamente al contenido, pero resultan menos seguras y más difíciles de limpiar. En cuanto a las maletas blandas, o bolsas de viajes, suelen ser de nilón o de poliéster más fino. Así, se adaptan perfectamente al contenido, y resultan ligeras y económicas, pero se desgastan y se rompen más fácilmente.
Pero no solamente el exterior es importante, también hay que valorar el interior. Para que la ropa llegue en buenas condiciones, con el mínimo de arrugas posible, es mejor que las paredes de la maleta sean planas. Además, tiene que contar con las suficientes correas interiores para sujetar bien el contenido y evitar que se mueva demasiado.
Hoy en día, casi todas las maletas o incluso bolsas de viaje son trolley, es decir, cuentan con ruedas para más comodidad para el Business Traveller. Las hay de dos ruedas, o bien de cuatro ruedas pivotantes. A la hora de realizar la compra de una maleta, es imprescindible poder probar mínimamente el mango telescópico. Es decir, comprobar la facilidad con que se despliega, así como si su altura es correcta: un mango demasiado corto resultará molesto a la hora de caminar con la maleta. Así pues, antes de comprar una maleta no hay que dudar en probar a andar un poco con ella primero, para determinar si es suficientemente cómoda o si es mejor optar por un modelo con otras características.
Teniendo en cuenta todos estos factores, no es mala idea que el Business Traveller tenga a su disposición más de una maleta, de diferentes materiales y tamaños, para adaptarse a las necesidades de cada viaje en particular: la maleta óptima para un desplazamiento puede resultar engorrosa o poco práctica para el siguiente viaje.