La creatividad y la innovación son dos elementos fundamentales en el ámbito empresarial y son clave en cualquier proyecto de negocio. La creatividad es la capacidad del individuo de crear algo nuevo, mientras que la innovación se definiría como la transformación de esas ideas en algo que aporte algo nuevo.
La creatividad está muy ligada a la innovación y aunque en realidad son términos diferentes, es necesario que se desarrollen de manera coordinada para obtener unos resultados empresariales óptimos. A continuación te damos algunos consejos para fomentar el espíritu creativo en tu empresa:
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Colabora en la definición del objetivo: si no se conceptualiza el problema correctamente, el resto del proceso creativo no tendrá sentido y estará abocado al fracaso. Antes de comenzar, los individuos que participen en el proyecto deberían conocer qué es lo que se quiere cambiar, mejorar o solucionar.
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Propón desafíos y retos: el reto es la idea motora o el “clic” que desencadena el proceso.
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Deja a un lado el pensamiento rutinario: en muchas ocasiones nos dejamos llevar por el día a día y completamos nuestras tareas en “modo de piloto automático”, especialmente si trabajamos en grandes corporaciones con roles muy determinados y específicos. Para desarrollar la creatividad es vital salir de la zona de confort.
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Motiva a los miembros del equipo: cuanto más motivado se encuentre el equipo, es más probable que surjan ideas creativas. Los individuos son mucho más creativos si comparten un objetivo común y comparte un estado de ánimo positivo, por lo que deberás qué es lo que enciende la chispa. Para empezar, hay que ajustar las personas que se integrarán en el proyecto con los puestos y las actividades a desarrollar.
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Crea un clima de libertad: muchos empleados pueden llegar a sentir temor a ser ridiculizados por pensar diferente. Los entornos profesionales en los que los miembros se sienten seguros son más productivos en términos de creatividad.
En cuanto al desarrollo de un pensamiento innovador, estas son las claves que debes tener en cuenta:
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Forma un equipo responsable de la innovación: este grupo de trabajo deberá componerse de personas inquietas, a ser posible que provengan de distintas disciplinas.
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Involucra a tus clientes y proveedores en el proceso: especialmente, los clientes son los que mejor conocen tus productos y pueden darte nuevas ideas.
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Fomenta el networking: si creas espacios y foros en los que las personas pueden intercambiar impresiones, estarás favoreciendo la creación de ideas.
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Si la idea resultante no genera cierta polémica, puede ser que sea más de lo mismo: en ese caso, puede ser una buena desecharla o dejarla aparcada para otro momento.
Combinando estás técnicas estarás generando el clima propicio para lanzar nuevos productos y servicios o modificar procesos de trabajo que se habían quedado obsoletos. Y recuerda siempre que el miedo al fracaso es el principal freno a la creatividad.