En la era digital, en que se tiende a una filosofía empresarial paperless, las tarjetas de visita pueden parecer de poca importancia o relevancia. Pero nada más lejos de la realidad; siguen siendo un elemento importante a la hora de hacer negocios, una primera carta de presentación que dice mucho sobre la persona que la da. Por eso, hay que cuidar tanto su diseño como su contenido, y que se adecue a la imagen que se quiera dar.
Uno de los primeros problemas o fallos viene del hecho de tener una tarjeta de empresa con un diseño poco profesional. Con el auge de las imprentas online tipo “hágaselo usted mismo”, puede ser tentados ahorrar en diseñadores y lanzarse uno mismo a preparar el diseño. Pero esto no suele ser buena idea: el resultado final se verá poco profesional, poco cuidado y no transmitirá una buena imagen. Además, de esta forma nos aseguraremos que las tarjetas sigan el estilo corporativo de la empresa: logotipo, tipografía, colores, formato, etc.
Es mejor optar por un diseño sencillo, no muy cargado ni barroco, que presente la información de forma cómoda y clara. Dejar el dorso en blanco, o con información no relevante también es buena idea, para facilitar su lectura. De igual modo, es mejor optar por un formato estándar, que quepa en cualquier cartera o tarjetero. Aunque un formato original puede ser más memorable, también será menos práctico, y hay otras formas de destacar si es necesario (troquelados, biselado, papel con textura, etc.
En cuanto al contenido, al igual que con el formato es mejor optar por algo simple y cuidado. No hace falta cargar la tarjeta de información, solamente la que sea relevante. Por ejemplo, quizás no sea necesario poner dos o tres números de teléfono distintos, o el fax. Además, el importante cuidar el cargo que aparece: tiene que corresponder con la realidad, sin ser confuso o ambiguo.
Para los Business Travellers internacionales, puede ser buena idea optar por tener tarjetas en castellano y en inglés, o si tienen relación con un país en particular, con la lengua correspondiente. Otra opción también muy habitual es hacer la tarjeta bilingüe, de forma que cada cara presente la misma información pero en diferentes idiomas.