Al hablar de tributos, es inevitable utilizar términos como deducción y exención. Pero aunque sus significados están perfectamente diferenciados, es habitual confundirlos y utilizar una nomenclatura que puede ser incorrecta o inexacta. En este artículo repasamos la diferencia entre ambos conceptos fiscales.
Una deducción fiscal es la disminución de los ingresos que están sujetos a un determinado impuesto, ya sea el IVA, el Impuesto de Sociedades, etc., debido a varios conceptos. Habitualmente se generan por condiciones o limitaciones que se han generado al obtener esos ingresos. Al reducir la base imponible se reduce también el importe del tributo a pagar y también en algunos casos puede influir en el tipo impositivo a aplicar.
Un ejemplo de deducción es la bonificación del 1% en el Impuesto de Sociedades por gastos de formación profesional. Es decir que las empresas podrán reducir la base imponible del Impuesto de Sociedades por el importe del 1% de los gastos realizados para formar a los trabajadores en nuevas tecnologías .
En cambio, nos referimos a exenciones de IVA u otro impuesto cuando se trata de disposiciones reguladas por la ley que regula el tributo en cuestión, que determinan categorías, actos o negocios que, a pesar de estar sujetos a ese impuesto, quedan liberados de tener que pagarlo. No se tiene que confundir con la no sujeción. Esta se da cuando una operación no está determinada como imponible por la ley que regula el tributo.
Por ejemplo, una empresa ubicada en Madrid, por lo tanto en el territorio de aplicación del IVA, vende mercaderías a otra empresa o profesional con sede en Canarias. Al ser una exportación hacia una región de donde no se aplica este tributo, las operaciones tienen exenciones de IVA. En cambio, la entrega de muestras gratuitas promocionales de un producto a un cliente no está sujeta a IVA.
