El aeropuerto de El Prat-Barcelona se prepara para la creciente demanda de los business travellers con áreas de trabajo en las T1 y T2. La ciudad condal se sitúa entre los principales destinos europeos de viajes de negocios.
El Aeropuerto de Barcelona El Prat ha instalado zonas de trabajo con mesas, enchufes y espacio para usar dispositivos electrónicos en sus terminales T1 y T2. En concreto, estos espacios cuentan con un total de ocho mesas en cada terminal que permiten conectar hasta 64 dispostivos electrónicos, y el diseño ergonómico de las mesas está pensado para que los pasajeros puedan recargar sus dispositivos y trabajar mientras esperan su vuelo.
Y es que el número de usuarios del aeropuerto de Barcelona crece sin cesar desde 2013 a un ritmo del 4% anual y se estima que podría alcanzar el límite en 2023, cuando se considera que llegue a los 55 millones de pasajeros anuales. Es más, puede que llegue antes a esa cifra ya que su crecimiento se acelera año tras año.
El ayuntamiento barcelonés ya estudia la posibilidad de construir una terminal satélite conectada con un tren automático con la T1, similar al tren existente en el aeropuerto Madrid-Barajas. Este proyecto contaría también con la aprobación del gobierno de la Generalitat. Desde el organismo público-privado que gestiona los aeropuertos españoles, AENA, se estima que las instalaciones actuales tienen capacidad para gestionar hasta 70 millones de pasajeros, por lo que el límite de saturación sería más lejano.
Otro de los problemas a los que se enfrenta El Prat es la sobrecarga de número de operaciones en horas punta. Aunque tiene capacidad para gestionar hasta 90 vuelos en una hora y de media se realizan 68, la mayor parte de ellos se efectúan en horas punta lo que provoca la saturación, mientras que las infraestructuras se infrautilizan en horarios valle.
Como alternativa a la construcción de la T1, otra solución pasaría por la gestión en red de los aeropuertos de El Prat, Reus y Girona, tal y como se trabaja actualmente en los aeropuerto británicos de Heathrow (el principal), Gatwick, Luton y Stanstead. Todos estos aeropuertos funcionan de manera complementaria y están conectados por metro y tren, lo que facilita el desplazamiento de los viajeros entre los distintos aeródromos.
También se apunta hacia una reordenación de la gestión interna del aeropuerto de Barcelona y dedicar la T1 en exclusiva a vuelos intercontinentales y vuelos de conexión, mientras que la T2 se dedicaría a vuelos de bajo coste.