Las comidas de trabajo permiten tratar negociaciones desde una perspectiva más distendida y agradable. Son un recurso para mejorar la relación y tratar temas delicados en un entorno menos formal.
El Responsable Comercial siempre había sido un hombre de buen comer. Así lo atestiguaban su peso y sus cinturones, que acumulaban agujeros para dar cabida a una cada vez más rotunda figura. Combinaba un sincero apetito con un paladar refinado, lo que le llevaba a visitar tan asiduamente como podía los restaurantes con mayor renombre.
Dada su posición en la empresa, a menudo tenía ocasión de ejercer su cortesía profesional invitando a clientes importantes a comer a sus lugares predilectos. Una de sus máximas era que se cerraban más contratos en una mesa que en una oficina. Y la verdad es que tenía razón, sus relaciones con los clientes eran excelentes.
El problema era que su afición a los restaurantes caros empezó a ser desmedida. Las dietas de su empresa habían sido generosas en tiempos de bonanza, especialmente para él, por su responsabilidad en la empresa y por su rendimiento. Ahora, la cuenta de resultados había ido empeorando y los controllers de la empresa estaban cada vez más quisquillosos con los gastos.
A él, por su parte, le costaba renunciar a estos lujos que consideraba ligados a su cargo. Además ya se sabe, los viejos hábitos son difíciles de cambiar. En definitiva, dado que las únicas comidas caras que la empresa aceptaba era las que se invitaba a clientes importantes, empezó a justificar comidas en las que estaba sólo declarando que lo hacía acompañado de un cliente. Un pequeño estratagema, según razonaba, que no hacía daño a nadie y que servía para asegurar su motivación y rendimiento. Ni hablar de fraude interno.
Nota: este post forma parte de una serie dedicada a historias de fraude en los gastos de empresa. No pretendemos dar una visión negativa: el fraude es un fenómeno minoritario, la inmensa mayoría de trabajadores son honrados con sus gastos de empresa. Sin embargo, el fraude existe y es una fuente de pérdidas para las empresas. Como tal hay que combatirlo.
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