La innovación, tanto empresarial como tecnológica, es el principal motor de crecimiento de las economías desarrolladas. La inversión en ella ha permitido a algunos países salir de la crisis antes que otros, logrando crecimiento en su producto interno y una mayor generación de empleo. En nuestro país, la inversión en I+D+i resulta crítica, especialmente en las pymes donde este factor es clave para su éxito.
Las grandes empresas de nuestro país son el espejo en el que deben mirarse los pequeños empresarios y nuevos emprendedores. Estas compañías reconocidas mundialmente invierten desde hace años en innovación, lo que les permite ser líderes a nivel global. Entidades financieras reconocidas por su innovación tecnológica, empresas de telecomunicación punteras en materia de big data, convergencia y cloud y compañías que destacan por su liderazgo en comercio electrónico o energías renovables son ejemplos a seguir.
La innovación es a día de hoy el elemento transformador más relevante del tejido empresarial español, compuesto por más de 3 millones de pymes entre pequeñas empresas y autónomos. Este sector otorga a la transformación digital un papel clave en la mejora de la gestión empresarial.
La mejora de la competitividad es uno de los principales objetivos que deben tener en mira las pymes a la hora de invertir en innovación. Sin embargo, dicha mejora no puede apuntar exclusivamente a la optimización de recursos y disminución de costes laborales ya que esto no es sostenible en el tiempo. La innovación debe tener como finalidad el crecimiento y desarrollo de negocio, captando clientes, abriendo mercados y diseñando nuevos productos.
La inversión en innovación permite a las pequeñas y medianas empresas adaptarse a las necesidades de forma eficiente. En este punto el cliente pasa a ser el principal beneficiado de dicha innovación ya que las tecnologías de la información y el conocimiento lo ubican en el centro de la escena. Las pymes, gracias a las herramientas de gestión de datos, podrán brindar un servicio cada vez más personalizados, incluso en ocasiones adelantándose a las demandas de sus usuarios.
La colaboración entre el sector empresarial y el investigador resulta clave para que la innovación llegue a las pequeñas y medianas empresas. Dicha cooperación no solo permitirá a aquellas mejorar aspectos del negocio como la gestión de recursos humanos, procesos, servicios o atención al cliente sino que también posibilitará el desarrollo de nuevas líneas de negocio.