Uno de los gastos de representación más comunes son los relacionados con los desplazamientos. Visitas a clientes, reuniones… los medios de transporte se usan a menudo, y tienen sus gastos asociados.
Los gastos de locomoción son comunes en cualquier nota de gastos que se precie. El uso del coche (ya sea particular o de empresa) o de otros tipos de transporte es de primera necesidad en los viajes de empresa. Los gastos de locomoción están formados pues, por cualquier concepto que se pueda asociar con un desplazamiento por trabajo. Gastos de aparcamiento, peajes, taxis, billetes de tren...
El kilometraje, sin embargo, suele tener una gestión particular asociada, ya que comprende aquellos costes que una empresa reembolsa al trabajador relacionados con el desgaste y consumo que el vehículo.
Conceptos comprendidos en los gastos de kilometraje
A pesar de que lo primero que viene a la cabeza cuando se habla de kilometraje es el precio de la gasolina, este concepto es sólo uno de los que comprenden los gastos de kilometraje.
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Combustible: representa el 60% de los gastos de locomoción. Uno de los conceptos relacionados por excelencia con el kilometraje.
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Desgaste del vehículo: costes ocasionados por el desgaste del vehículo así como posibles averías.
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Impuestos: dentro del precio por kilómetro también se tienen presentes los gastos de matriculación, circulación, etc. del vehículo.
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Seguro: el seguro del coche es otro de los gastos que cubren los costes de kilometraje. Este concepto se debe tener presente por las implicaciones legales que puede tener para la compañía.
Todos estos conceptos, se acaban sumando en una única cifra que se paga al trabajador. Se convierte entonces en una especie de precio por kilómetro que el trabajador percibe.
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