El shock cultural o choque cultural es un término utilizado para describir los sentimientos de sorpresa, desorientación, confusión e, incluso, depresión y ansiedad causados en un individuo por el contacto con un medio social distinto, normalmente otro país.
Es un síntoma muy serio porque toda persona expatriada lo experimenta en mayor o menor grado, y en los casos más graves puede originar trastornos depresivos o la renuncia al puesto de trabajo.
Características del shock cultural
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Es una reacción emocional y de comportamientos que aparece al vivir y trabajar en otra cultura diferente.
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Se caracteriza por periodos de frustración, ajuste e incluso depresión.
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Es un síndrome totalmente común. De hecho, todas las personas que viven una experiencia de este tipo lo experimentan de una forma u otra.
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Se debe entender como una fase natural del proceso de adaptación.
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Cada persona lo experimenta de una manera diferente.
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Generalmente, suele tener lugar a los tres meses de establecerse en el extranjero, una vez pasados el tiempo de “luna de miel”, donde todo se ve positivo.
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Frecuentemente se dan situaciones de fuerte rechazo, ya sea moral o estético, a ciertos aspectos de la cultura ajena.
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Es más severo y difícil de superar cuando la brecha cultural es mayor, por ejemplo para un europeo occidental que se vaya a trabajar a un país árabe o de Europa Oriental.
El shock cultural es tan común que se da incluso entre los trabajadores españoles expatriados en América latina, a pesar de las similitudes en el idioma y en muchos aspectos culturales.
¿Cuáles son las causas del shock cultural?
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Incapacidad para asimilar una cultura distinta.
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Añoranza de la familia, clima, costumbres y patrones culturales del país de origen.
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No saber cómo comportarse en un entorno diferente, experimentando dificultades para discernir qué es lo correcto y qué no lo es.
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Incapacidad para hablar y/o entender con el nivel adecuado el idioma o idiomas del país de destino.
¿Cómo minimizar el shock cultural?
Aunque se trata, como hemos visto, de una situación prácticamente inevitable sí se pueden minimizar sus efectos y conseguir superarlos lo más rápido posible mediante: una buena selección de los los empleados expatriados (en función de sus competencias y habilidades) y organizando cursos de conocimiento de la nuevas culturas y de técnicas de integración (cross cultural).
Para que sea efectiva, esta formación y asesoramiento debe realizarse antes de la expatriación y ha de dirigirse tanto al trabajador o directivo como a los familiares que vayan a viajar con él.
Para el presente artículo hemos contado con la ayuda de:
Executive Coach, Team Coach y Consultor en Planificación Estratégica, Liderazgo y Desarrollo de Aplicaciones. Socio fundador de Humaniza