Descubre de la mano de Sara Berbel, Doctora en Psicología Social y directora de Empowerment Hub, el viaje que deben realizar las empresas hacia la eficiencia reivindicando hoy el día internacional de la mujer trabajadora.
En mis visitas a empresas como asesora, muchas veces los directivos me explican que sus actuaciones son absolutamente igualitarias, que los procesos de selección, de formación o de promoción son los mismos para hombres que para mujeres. Por ello les extraña la paradoja de que, contrariamente a lo que cabría esperar de procesos tan justos y transparentes, no logren la igualdad de sexos en los espacios de decisión.
La respuesta a esta situación es un error en la premisa que usualmente cometemos, y es que la igualdad no significa realizar las mismas actuaciones para todas las personas sino al contrario, implementar medidas diferentes para aquellos colectivos que parten de situaciones desiguales, con el objetivo final de conseguir un resultado igualitario. La tradición y la cultura heredada conllevan unas diferencias en la valoración, percepción y actitudes de hombres y mujeres que no pueden romperse si no se ponen en marcha actuaciones específicas para superar los posibles obstáculos.
La Cámara de Comercio de Barcelona en 2008 realizó un estudio en que puso de manifiesto que nuestro país perdía casi 1000 millones de euros anuales de PIB por el hecho de que las mujeres no ocuparan los puestos que les corresponderían de acuerdo a su nivel de formación y experiencia. Es decir, la pérdida de talento actual es enorme en el mundo empresarial. En la misma línea, el FMI emitió un informe en 2014 señalando que los países, como España, en que la fuerza de trabajo era todavía mayoritariamente masculina, especialmente en puestos de dirección, perdía hasta un 5% de su PIB.
Al mismo tiempo nos llegan estudios de multinacionales como Catalyst o Nielsen que nos informan de que los equipos mixtos son, sin lugar a dudas, los que mejor funcionan y mayores beneficios rinden a las empresas. Aquellas organizaciones que cuentan con hombres y mujeres en el equipo de dirección son más competitivas y ganan más.
A la luz de estos datos, ¿por qué todavía hay solo un 16% de mujeres en puestos de dirección? Precisamente debido a prejuicios, estereotipos y errores de actuación en la organización de las empresas, como los señalados al principio. Todo ello conforma el llamado “techo de cristal”, una metáfora que muestra la dificultad invisible de compartir el poder en los más altos niveles y la necesidad de hacerlo para alcanzar la eficiencia empresarial.
Este post ha sido escrito por:
Doctora en Psicología Social y directora de Empowerment Hub