Como vimos en otro post la semana pasada, cada vez las empresas españolas viajan más por menos. En esta nueva tendencia juegan un papel clave las compañías aéreas low cost, cada vez más adaptadas a las necesidades de los viajeros de empresa.
La tendencia en viajes corporativos está orientada cada vez más hacia aligerar los costes y eliminar lo superfluo. Para muchos, por ejemplo, resulta innecesario hacer un viaje en avión de menos de una hora en clase business. Es aquí donde entran en escena las conocidas compañías aéreas low cost. Hasta hace poco, este tipo de servicio era automáticamente excluído en los viajes de empresa, pero en pocos años este panorama ha cambiado radicalmente.
A menudo, el servicio básico de estas aerolíneas resulta suficiente. Además, ofrecen la posibilidad de configurar los viaje con los servicios que se desee, sin pagar de más por otros servicios que no se utilizarán. Estamos hablando del embarque prioritario, de poder facturar alguna maleta o no, de elegir asiento, etc.
Estas empresas se interesan y se esfuerzan cada vez más por atraer al viajero corporativo, sabiendo lo rentable que resulta. Algunas compañías aéreas han creado productos enfocados directamente a este sector. Por ejemplo, Vueling ofrece la opción de cancelar el billete en el mismo día de la emisión y su reembolso. También está el caso de EasyJet, que permite a los pasajeros tomar un vuelo anterior al que tenían reservado sin coste alguno, si hay plazas libres, o el vuelo siguiente, en caso de llegar tarde, por un reducido importe.
Las aerolíneas tradicionales también hacen un esfuerzo de simplificación y aligeración. Así, muchas consiguen ofrecer actualmente un producto interesante con características similares a los de las low cost, y adaptarse mejor a las necesidades de los consumidores. Esto hace difícil la diferenciación entre los dos tipos de compañías, dando lugar a modelos híbridos de aerolíneas.
