Antes un viaje de incentivos perfecto era aquel en el que toda la parte técnica se desarrollaba sin incidencias: vuelos en horarios cómodos, check-in rápido y bien organizado, traslados puntuales hasta el hotel, etc. Ahora a esos aspectos se los considera comodities y se dan por supuestos. Por este motivo, hoy en día para satisfacer plenamente a los viajeros hay que apelar al factor sorpresa.
El efecto WOW entra en escena
Para satisfacer a una público cada vez más acostumbrado a viajar con todo tipo de comodidades y, sobre todo, para impresionarle desde el punto de vista emocional y dejar una huella en su memoria lo suficientemente significativa para que perdure un recuerdo agradable, hay que apelar a la sorpresa: lo que se conoce como efecto WOW.
Es necesario sorprender al viajero desde el mismo aeropuerto o estación de tren, o incluso antes, y hacer que ese reguero de pequeñas sorpresas o detalles se sucedan antes, durante y después del viaje.
¿Cómo soprender hoy en día a un viajero?
Existen muchas formas de llamar gratamente la atención de los invitados a un viaje de incentivo. Se trata de seducirlos de algún modo, de agasajarlos con detalles, motivarlos con nuevas experiencias y entretenerlos mediante juegos y concursos.
No es una cuestión de contar con mucho presupuesto, sino de ingenio. Estas son algunas ideas, pero la lista está totalmente abierta:
Antes del viaje
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Enviar a cada viajero una postal escrita a mano y personalizada desde el lugar de destino.
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De forma progresiva, ir regalando pequeños detalles propios del país que se va a visitar, como una esencia, una especie o cualquier objeto típico. Es una manera simpática de generar interés por el viaje.
En el viaje
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Organizar el check-in del hotel en el mismo autobús de transporte, evitando así las molestas colas en la recepción.
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Organizar concursos y juegos. No hace falta que sean muy sofisticados, una simple competición de preguntas de cultura general puede resultar muy efectiva para entretener y fomentar las relaciones personales.
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Cenas informales o pequeños espectáculos en algún lugar pintoresco con ambientación local.
Después del viaje
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Colgar fotos, videos, tomas falsas y todo tipos de contenidos divertidos del viaje en una web o blog.
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Enviar pequeños regalos a modo de recordatorio cada cierto tiempo.
Si se logra que los invitados se ilusionen con el viaje, lo disfruten y lo recuerden durante el mayor tiempo posible, el resto de objetivos, como el aumento de la productividad, la mejora del ambiente laboral o la potenciación de la imagen de marca, acabarán lográndose de forma natural y casi por pura inercia.
Para el presente post, hemos contado con la ayuda de:
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