Actualmente, los viajes de incentivos son mucho más que el sustituto del «sobre» con dinero en metálico o el «lote de Navidad» como forma de motivación de los trabajadores. La tendencia de este tipo de viajes es la de convertirse en una poderosa herramienta de marketing, así como en un instrumento eficaz no solo para premiar a los empleados más destacados, sino también para, entre otros aspectos: mejorar el ambiente laboral, realizar acciones de formación, fidelizar a proveedores y clientes o fortalecer la imagen y marca corporativas.
Las tendencias del 2014 en viajes de incentivos
Las expectativas, objetivos y planteamientos de las empresas y agencias a la hora de organizar los viajes de incentivos han ido evolucionando a la largo de las años, creciendo y haciéndose más ambiciosos.
Aunque algo condicionadas por la crisis económica y la limitación de los presupuestos, las tendencias del 2014 en viajes de incentivos continuarán por la senda del crecimiento, la ampliación de los objetivos y la diversificación de las actividades relacionadas.
Estas son las seis principales tendencias:
1) Objetivos más ambiciosos y, sobre todo, medibles
Fortalecer la moral de los trabajadores, fidelizar a empleados, proveedores y clientes, crear nuevos mercados, fomentar el trabajo en equipo o mejorar la imagen de la empresa son algunos de los objetivos actuales de las compañías a la hora de organizar sus viajes de incentivos.
Pero, sobre todo, lo que buscan las empresas es saber si estos objetivos se están realmente consiguiendo y en qué medida y, muy especialmente, comprobar si el Retorno de la Inversión (ROI) es positivo. Así que toca poner el acento en la medición y análisis de los indicadores adecuados.
2) El efecto WOW
Ya no es suficiente con que un viaje esté bien organizado, es decir: que los transportes sean cómodos, se respeten los horarios o los hoteles sean de calidad. Todo esto se da por supuesto. Por lo tanto, un viaje de incentivo debe tener un plus de sorpresa que lo haga diferente y único. La animación, los detalles o la organización de juegos o actividades van a tener un papel cada vez más protagonista.
3) Utilizar el viaje como herramienta de marketing, tanto externo como interno
Un viaje de incentivo tiene que servir para optimizar las relaciones laborales y la comunicación entre los propios empleados pero, con un plan de comunicación bien planteado, también se puede mejorar la imagen externa de la empresa, lo que la hará más productiva y rentable.
4) Aprovechar el viaje para formar a los empleados
El día es muy largo y durante un viaje hay tiempo suficiente para realizar actividades formativas, la cuales, para que sean más efectivas y aceptadas positivamente por los empleados, deben ser divertidas y con un componente de juego. Es lo que se conoce como gamificación.
5) Una oportunidad de networking
En un viaje se da el contexto perfecto para conocer a colegas de profesión o clientes y estrechar lazos con los propios compañeros. Es networking en estado puro y la tendencia va a ser propiciar y favorecer esta gran oportunidad para aumentar e intensificar la red profesional.
6) La moda del low cost
La crisis económica sigue afectando a todos los sectores y las empresas intentan ahorrar en todas las partidas y ajustar al máximo los presupuestos. En este contexto, no cabe otra solución que reducir la duración de los viajes, acortar los desplazamientos o limitar las actividades. No obstante, si se optimizan los recursos y se agudiza el ingenio el low cost no tiene porqué ser sinónimo de baja calidad.
Para el presente post, hemos contado con la ayuda de:
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