Muchas reuniones de negocios se desarrollan alrededor de un plato de comida, ya sea almuerzo o cena, incluso desayuno, merienda o un simple café. Y, en el contexto de un business traveller, las citas a la hora de la comida son casi inevitables. Pero hay ciertos pasos en falso a evitar y protocolos a tener en cuenta para poner todas las oportunidades de nuestra parte y que la reunión sea un éxito.
Hay que tener en cuenta que, a menudo, la comida es un momento más relajado, informal y cercano. Por eso, si propones a un posible cliente, partner, proveedor, etc. ir a comer para tratar algún tema laboral y acepta, lo más seguro es que sea porque siente confianza en ti o que esté interesado en hacer negocios contigo.
¿Cuándo es mejor proponer una comida?
Lo primero a plantearte es si hacer una comida con esa persona es lo más idóneo para cerrar el tema. Las comidas denotan cercanía más que la intención de cerrar negocios con alguien. Por tanto, el grado de proximidad con esa persona será clave para decidir si proponer una comida o mejor realizar la reunión en la oficina. Acepta la propuesta que te haga tu invitado.
Contempla, también, la opción de realizar la reunión primero en la oficina y después, si la junta ha ido bien, rematarlo en un restaurante para entrar en detalle. Eso denotará a tu invitado seriedad y cercanía por partes iguales, bien visto por muchos empresarios. Si después de una reunión o dos tu invitado acepta seguir hablando en una comida, seguro que te has ganado su confianza y tiene intención de aceptar tus propuestas o, al menos, valorarlas seriamente.
¿A dónde llevar a tu invitado en una comida de negocios?
Si eres tú quién invita, el primer paso será elegir un lugar adecuado. Tiene que ser un lugar cercano, con una ubicación práctica que os vaya bien a ambos, y con buen trato por parte de los restauradores del local y buena relación calidad-precio. Ten en cuanta, también, el momento del día: el momento del café es rápido y más informal pero una comida es más lenta y resulta más formal para tratar temas importantes.
Asegúrate de disponer de sitio llamando antes para reservar una mesa: denotará más profesionalidad de cara a tu acompañante y evitarás, así, tener que dar vueltas buscando otro lugar, haciendo perder tu tiempo y, lo peor, el de tu invitado. Hay quien prefiere que una tercera persona se ocupe de reservar la mesa. ¿Por qué motivo? Porqué el invitado verá que le das mucha importancia al asunto y, también, de cara al restaurante podrás conseguir, así, el mejor servicio posible con la mejor mesa del local.
Aunque parezca algo menor, el tipo de mesa es muy importante: en una mesa grande, si tu interlocutor se sienta delante, deberéis usar un tono de voz más alto o se perderá información por el camino, dificultando la comunicación y perdiendo oportunidades. Valora un sitio con mesas más pequeñas, no demasiado, o que tengáis que sentaros uno al lado del otro para estar más cercanos. Recuerda que tu invitado debe sentarse primero, por lo que deberás complacer su decisión.
Punto que no está de más recordar: como en cualquier reunión de negocios, la puntualidad es importante. Intenta llegar con 5 o 10 minutos de antelación para que la persona que has invitado no tenga que esperarte a ti.
¿Cómo desarrollar la comida con tu acompañante?
No vayas al grano, lo mejor es relajarse durante la comida: aprovechad para charlar un poco, disfrutar de la comida… Con cuidado de no sobrepasarte, recuerda que no deja de ser alguien con quien tienes intereses lucrativos. Acortar distancias está bien pero en su justa medida, analizando el carácter de la otra persona.
Por lo tanto, no empieces a hablar de negocios de forma demasiado directa, sino establecer primero el ambiente adecuado. Tampoco hay que acribillar al otro con nuestro discurso ya que se trata de establecer una relación de confianza, no de hacer una exposición. Por eso, si ves que tu invitado tiene mucha menos comida en su plato que tú puede ser señal que estás hablando demasiado.
El alcohol suele ser un tema complicado. Lo mejor es preguntar a tu invitado qué quiere tomar, y beber lo mismo o algo parecido: si pide vino puedes tomar alguna bebida alcohólica de la misma graduación si no te gusta el vino, pero si pide agua será mejor que lo acompañes con lo mismo o, al menos, un refresco. Si tu invitado se decide por el alcohol, como por ejemplo vino, no es mala idea beber una primera copa con tu invitado y después pasarte al agua u otra bebida sin alcohol.
Por último, pero no menos importante: se amable. Pero solo eso, conviene no ser demasiado servicial para no exudar desespero. Puedes estar atento a cosas como si se acaba la bebida de tu invitado para pedirle otra.
¿Cómo debo vestirme?
Otro aspecto importante en las comidas de negocios es la indumentaria que debes llevar. Aunque las reuniones de este tipo suelen tener un carácter más informal, se deben seguir una serie de recomendaciones que te permitan actuar de forma acorde. Lo más adecuado es llevar una vestimenta elegante pero discreta, con la que te sientas cómodo durante la comida. Los colores también hablan por si solos, así que mejor opta por ropa lisa, de tonalidades claras, o de color negro.
Sin estar relacionado con el vestuario, pero con cierto vínculo, ten en cuanta que hay comidas que pueden desperdiciarlo: evita pedir platos con mucha salsa o aderezo que puedan mancharte la ropa, eso daría una mala impresión.
La eterna discusión: ¿quien paga?
Es mejor que tú seas quién pague la cuenta, pero siempre de forma discreta, sin ostentación. Puedes dejar tiempo para la sobremesa si la situación es adecuada, pero si tu interlocutor tiene prisa, o mira mucho su reloj, más vale poner fin a la reunión y quedar otro día si hace falta. Nunca pagues con un cupón o algún tipo de descuento, le darás una sensación a tu acompañante que seguro que no quieres dar. También evita pagar con moneda pequeña.