La contabilidad de gestión es una herramienta que aporta eficiencia en la toma de decisiones directivas de una empresa, además de mejorar la planificación y el control de esta. Por ello, si la eficiencia no forma parte de los valores u objetivos de tu negocio, este tipo de contabilidad puede aportar grandes desventajas.
1. Ya no podrás fiarte de tu instinto
A muchos les gusta pensar que tienen buen olfato para los negocios, o que conocen su sociedad como la palma de su mano. Por eso, optan por tomar decisiones en base a su instinto o sus percepciones. Tenemos malas noticias para ellos: con la contabilidad de gestión, tendrán información financiera y no financiera actualizada y organizada sobre la cual basar sus decisiones. Ya no podrán alardear de su sexto sentido para la dirección de la empresa.
Es más, los directores que estaban acostumbrados a hacer y deshacer a su antojo, tienen que cambiar el chip y optar por un modelo de gestión orientado a resultados. Solo así podrán tomar decisiones estratégicas.
2. Estarás más controlado
Cuando no existe control, o un control laxo, algunas personas aprovechan para relajarse un poco en cuanto a cumplimiento de las políticas de gastos de la empresa. Un vuelo en clase Business en vez de clase turista, coger un taxi en lugar de utilizar el transporte público, dietas que superan el tope impuesto por la empresa… Con la contabilidad de gestión, resultará difícil seguir con estas prácticas, ya que la mejora del control será notable.
3. No podrás echar la culpa de los gastos extra a los imprevistos
Una empresa que solamente dispone de contabilidad financiera tiene muchas dificultades para poder desglosar correctamente los gastos para su análisis. Por eso, en caso de que a final de ejercicio la partida de gastos de viajes haya sido más elevada de lo previsto, es fácil achacarlo a “imprevistos”, sin entrar más al detalle.
4. Deberás tomar decisiones
Con un buen sistema de contabilidad de gestión, será más fácil saber exactamente qué gastos han superado las previsiones, en relación a qué centro de costes, cliente o proyecto, en qué momento, etc. De esta forma, sabrás a ciencia cierta cuáles son los proyectos, clientes, productos o servicios más rentables.
Así que si tu negocio no va bien, no podrás seguir aplazando la decisión de cerrarlo o reorientarlo.
5. Estarás limitado en el tiempo
Otra cuestión a tener en cuenta es que la contabilidad de gestión está limitada por un periodo de tiempo determinado. La periodicidad debe definirse de antemano, pero hay que respetarla. Mensual, trimestral, semestral... Tú eliges.
6. Requerirá implicación
La contabilidad de gestión requiere que todo el personal se implique. No solo eso, sino que deben hacerlo continuamente para que el sistema sea realmente eficiente. Como consecuencia, deberán interrumpir sus tareas diarias.
7. Supondrá una inversión
Por lo general, la contabilidad de gestión requiere contratar e implementar una serie de herramientas de automatización o softwares contables que algunos empresarios ven como un coste, aunque en realidad se trate de una inversión.
Por otra parte, será necesario basarse en la contabilidad de costes. ¿Eso qué significa? Que debes encargar un análisis minucioso de los costes de la producción, la distribución, la financiación y de la administración para después procesar toda esa información.
Para generar toda esa información de manera fiable, tendrás que destinar recursos técnicos y humanos que deberás formar, incluso contratar más personal.
8. ¿Es realmente útil?
Por si fuera poco, se están empezando a alzar voces cuestionándose la utilidad de este sistema en un entorno tan cambiante como el actual. A las variables que ya se tienen en cuenta, habría que sumar otras, como los aspectos relacionados con el entorno operativo de la empresa, la cultura de la organización o la gestión medioambiental.
Eso nos lleva a la necesidad de tener en cuenta también indicadores de índole no financiera. Aún así, hay quienes critican que se tienen demasiado en cuenta los criterios cuantitativos.
9. El sistema puede no ser objetivo
Además de todo lo dicho, la contabilidad directiva es un proceso interno, por lo que no existe un procedimiento estandarizado (como pueden ser los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados) ni sigue una normativa. Son las propias compañías las que deben diseñar sus propios sistemas y métricas basándose en su experiencia, algo que puede resultar complicado para quienes llevan poco tiempo.
Tampoco es de obligado cumplimiento. Las empresas pueden llevarla a cabo de forma voluntaria, por lo que, si deciden no implantarla, estarán desaprovechando todo su potencial.
10. No está libre de errores humanos
Por último, aunque se implementen herramientas digitales, la intervención humana no se elimina del todo. Así que todavía pueden producirse errores.